En el corazón de la montaña, donde el viento susurra secretos y las agujas de granito acarician el cielo, descansa el REFUGIO FREY. Lleva el nombre de Emilio Frey, el visionario cartógrafo que soñó con desvelar los misterios de estas tierras. Este refugio, abrazado por el espejo de la laguna Toncek y el murmullo de la roca, es más que un refugio: es un poema tallado en la piedra, un altar para quienes buscan perderse y encontrarse en la vastedad de la naturaleza.